En las entradas anteriores de esta serie hemos visto que en los indicadores de temperatura y CO2 obtenidos a partir de núcleos de hielo, la temperatura cambia antes que el CO2, lo que hace inverosímil que el CO2 sea causa de los cambios. Y es que el efecto no puede suceder antes que la causa.
Hemos visto que éste es un hecho inconveniente para los alarmistas, que lo ocultan, engañando así a quienes les escuchan (ver,ver). También hemos visto que hay quienes incluso niegan las pruebas científicas porque no encajan en su ideología (ver):
el CO2 sube y después la temperatura sube.
Es absolutamente falso: en general (ver) y también en la gráfica que tenía delante este señor. Pero reconocer este hecho es inconveniente.
Como vimos hace unos días, otros alarmistas dicen que en esos datos la temperatura SÍ es la que causa los cambios en el CO2, y no al contrario (ver). Pero defienden la hipótesis de que causa y efecto han intercambiado sus papeles en la era industrial. Sin duda es una hipótesis ad hoc para salvaguardar el alarmismo.
Como vamos a ver en esta entrada, estamos en la era de la propaganda: no importa tanto qué argumentos tienes sino crear la apariencia de que tienes argumentos. Por ejemplo, sobre el argumento basado en datos científicos de que la temperatura históricamente ha cambiado antes que el CO2 un señor dice que ése es un «argumento ridículo» que ya ha sido explicado «a nivel de parvulario».
¿Que argumento aporta? Ninguno. Sólo hay cáscara. Es todo apariencia. Ese argumento que dice «ridículo» es el mismo que Peter Hildebrand, director de la Earth Science Division del Goddard Space Flight Center (NASA) afirma que es correcto (ver). A lo mejor no es tan ridículo. Pero, como digo, para la propaganda no importa la solidez argumental sino únicamente la apariencia. Lo importante es que parezca que tienes una explicación: te expresas de forma prepotente, llamas «cansinos» a tus interlocutores y enlazas a un vídeo en el que supuestamente se desmonta el argumento de tu oponente. No aportas nada, has aparentado y ya has cumplido con tu misión propagandística.
Antes de comentar brevemente el contenido del vídeo, aclaro que de cualquiera que habla como si fuera un portavoz de la ciencia sólo cabe esperar charlatanería. Quien no deja claro qué es una hipótesis y qué es un hecho probado está engañando a su audiencia. La arrogancia o falta de humildad no son signos de capacidad ni de competencia profesional, sino de su carencia.
En resumen, la señora del vídeo dice (minuto 5):
the explanation from science is that changes in the Earth’s orbit triggered warming that started the feedback loop that increased both CO2 and warming.
la explicación de la ciencia es que los cambios en la órbita de la Tierra provocaron un calentamiento que comenzó el ciclo de retroalimentación que aumentó tanto el CO2 como el calentamiento.
¿Explicación de la ciencia? ¡Cuánta arrogancia! Es la explicación que ella cree razonable o conveniente, porque la ciencia no tiene boca ni opiniones ni lanza conjeturas. Tampoco tiene portavoces oficiales.
En cualquier caso, la causa que esta señora señala (y no la ciencia, como ella pretende) es que cambios en la órbita de la Tierra fueron la causa real del aumento de temperatura, no el CO2. De forma gráfica, lo que dice es esto:
Y, según ella, el aumento de la temperatura hizo que se liberara CO2 de los océanos, lo que a su vez causaría un mayor aumento de la temperatura y se entraría en una realimentación positiva que dispararía la temperatura. La señora lo cuenta como si fueran hechos contrastados («la explicación de la ciencia»), pero sólo es una hipótesis. El efecto del CO2 en esa hipotética realimentación no ha sido cuantificado: ¿cuál habría sido la variación de la temperatura si los niveles de CO2 no hubiesen variado? Ni lo sabe ella ni lo sabe nadie, ni posiblemente se puede saber con certeza. Por tanto no sabe cómo de importante fue el CO2 en ese proceso. Su hipótesis es que fue importante. Es lo que ella decide creer, pero no aporta pruebas. La ciencia no se ha pronunciado: es una señora la que habla. Y a lo mejor sus creencias son incorrectas.
En cualquier caso fijémonos en que los alarmistas se ven obligados a aceptar «variación en la órbita de la Tierra» como la causa real de los cambios de temperatura. Y esto lo vemos en un vídeo difundido por los propios alarmistas. Pero en la actualidad niegan que las variaciones de temperatura puedan ser causadas por otra cosa que no sean las emisiones de CO2 (ver,ver). Si tú crees posible la misma hipótesis que ellos defienden en este vídeo te insultan. Son las cosas de la fe.
NOTA: no pasa nada por enlazar a un vídeo o a un blog. Lo importante es si los argumentos empleados se sostienen o no. En el vídeo enlazado sólo se nos presenta una hipótesis y no hay ninguna razón para creer que la opinión o creencia de esa señora es un hecho irrefutable.
Conclusión
Como conclusión, ya tenemos tres versiones alarmistas diferentes sobre por qué la temperatura cambia primero y el CO2 cambia después :
- La afirmación es falsa: el CO2 cambia primero y luego cambia la temperatura.
- Primero cambia la temperatura y luego el CO2, siendo la temperatura la causa y el CO2 el efecto, pero en el siglo XX causa y efecto han intercambiado sus papeles.
- La temperatura cambia primero y lo hace por causas naturales (un cambio en la órbita de la Tierra). El CO2 amplifica el efecto de forma relevante.
Y, curiosamente, todos estos alarmistas transmiten sus opiniones inconsistentes entre ellas como si fueran hechos contrastados («the explanation from science») y no meras hipótesis. Pocas cosas son menos científicas que asumir que una conjetura es un hecho probado. Pero reconocer que no se saben las cosas con certeza no infunde miedo ni crea alarma.
NOTA: la gente que cree que en esta gráfica el CO2 cambia primero no piensa en una realimentación positiva entre temperatura y CO2:
Y sin embargo esa realimentación sí aparece en su discurso cuando se enteran de que en esos datos es la temperatura la que cambia primero.
Leer más: